La estabilidad de nuestra sociedad está más amenazada por la desinformación que nunca. Los volúmenes de información errónea cargada de emociones y socialmente divisiva, en gran parte alimentada por la tecnología emergente, están poniendo en riesgo constante a la ciudadanía. Desde las bibliotecas debemos participar y fomentar el uso de la información de manera adecuada, humana, inclusiva y democrática y debemos proveernos y brindar a nuestras comunidades herramientas que estimulen el pensamiento crítico y una mirada ética.